amaro (plural: amari) es "amargo" en italiano

Hace milenios, los antiguos griegos y romanos recurrieron a las mezclas de raíces aromáticas y botánicas con fines medicinales, pero los orígenes del amaro, tal como lo conocemos hoy, se remontan a los frailes y monjes medievales de las abadías y monasterios de toda Italia, cuyo interés por la alquimia y las propiedades restauradoras únicas de las hierbas y los productos botánicos los llevaron a crear tónicos amargos.

Estas fórmulas secretas se conservaban en vino o alcohol y se usaban como elixir para estimular el apetito y ayudar a la digestión.

En términos generales, amaro se refiere a la clase de licores aromáticos, herbales y agridulces producidos en Italia, tradicionalmente servidos como digestivo después de una comida.

Los amaros se crean por maceracióm y/o destilando cáscaras amargas, hierbas, semillas, especias, cáscaras de cítricos, flores y otras hierbas en un alcohol neutro o vino que se endulza con un jarabe de azúcar.

La mayoría de los amaros luego se dejan reposar por un período de tiempo para ayudar a equilibrar aún más la mezcla y algunos también pasan meses o incluso un año de envejecimiento adicional en barricas para mayor complejidad.

Los agentes amargos comunes utilizados para producir amaro incluyen corteza de cinchona, raíz de genciana, ajenjo y raíz de angélica, junto con ingredientes adicionales que van desde una docena hasta más de cuarenta que pueden incluir hierbas y especias como cardamomo, manzanilla, ruibarbo, menta, piel de naranja, hinojo, alcachofa, regaliz, eucalipto, enebro, jengibre, cardo, clavo, anís, azafrán y salvia.


Por lo general, con un volumen de alcohol entre 16º y 40º, la escala de amargor puede variar desde dulce almibarado hasta más que seco, con una variedad de sabores que van desde cítricos brillantes hasta florales, vegetales, amaderados, mentolados y medicinales.

Si bien Italia es el lugar de nacimiento del amaro y el hogar de la selección más grande de lo que está disponible comercialmente, la práctica de servir un licor más cerca del final de una rica comida no es estrictamente un asunto italiano.

Técnicamente, un digestivo puede ser una copa de coñac, oporto, brandy, aguardiente o incluso whisky, pero durante siglos se han producido en Europa occidental y central licores de hierbas agridulces que se supone que ayudan a la digestión y al bienestar:

están, por ejemplo, Underberg y Jägermeister en Alemania, Gammel Dansk en Dinamarca, Unicum en Hungría, Becherovka en la República Checa; y hay vinos de aperitivo aromatizados y fortificados como Suze y Bonal en Francia, entre muchas otras marcas.

Así el Amaro sirve para dos propósitos: el aperitivo y el digestivo.